Sentarse a escribir de algo que te desborda el corazón de alegría es gratificante, muy gratificante. Hoy los hinchas del Once Caldas celebramos un título que nos mantiene en permanente levitación, que nos lleva a rememorar el pasado y sentir que todavía la euforia abraza nuestro corazón de una forma tan única que sentimos como si jamás lo fuera a soltar. Lo que sucedió en ese mes de julio de 2004 será para nosotros la alegría más grande que el fútbol nos regaló y seguramente nos regalará. El cuento escrito sobre un lienzo verde por una tropa de autores vestidos de blanco tiene letras acuñadas en tipografía indeleble, ese cuento lo vimos y vivimos de una forma única, de una forma irrepetible, de una manera que hoy, 18 años después, hace que los ojos quieran nadar un poco en escasas lágrimas que aún llegan de aquel recuerdo, a todo color, que se conserva intacto en nuestra mente.
Amo amar el fútbol, amo que me genere lo que me genera, amo ese día y amo la sensación que produce activar la memoria para volver a abrir ese fantástico regalo que el deporte nos entregó.
Cada uno de nosotros tiene amores, tiene momentos, tiene historias para contar a sus hijos o a quien quiera, seguro que si; y usted y yo como hinchas de un club que nació en una ciudad incrustada en las laderas de las montañas, tenemos una grandiosa leyenda sobre la que debatir, conversar y concluir que seguramente, ese día, fue uno de los días más inolvidables y felices de nuestras vidas.
Gracias muchachos por lo que nos dieron, porque no solo fue un torneo, una eliminatoria o un partido, ustedes ese día le hicieron un tatuaje a nuestro corazón.
Gracias por siempre #OnceCaldas de mi vida
@coquepj